... de mar


MI ABUELO

Era un gran tipo mi abuelo.

Era delgado y atlético, o lo suponía atlético. Jamás le vi el torso desnudo, pero uno supone la fuerza de un marino tras su luto riguroso..Lo recuerdo vestido siempre de negro o de gris oscuro en su camisa, pero de chaqueta siempre negra, pantalones negros, zapatos negros y una eterna boina negra (que aun conservo) y que según mi madre, jamás se quitaba, ni siquiera para dormir y que le valió el apodo de "Pirucho" y por el cual era conocido en todo el pueblo.

Se llamaba Manuel y mi madre se equivocaba al decir que no se quitaba nunca su boina. Muchas veces vi su cabeza encalvecida por los años, con unos cabellos escasos y absolutamente plateados sin su boina. Se la quitaba para secarse el sudor con un pañuelo blanco que guardaba inmediata y rigurosamente doblado en uno de los bolsillos de su chaqueta.

Tenia una cara amable, de cejas pobladas de negro profundo, surcada por numerosas arrugas, propia s de los marinos. Pronunciadas hacia las sienes y la frente y producto de mirar sol, cielo, mar y horizonte.
Su mirada era dulce; de ojos negros que reflejaban la profundidad de los mares; penetrantes, de persona sabia y reflejos de gris acerado que transmitían valor y determinación, voluntad férrea y humildad.
Sus manos eran increíbles. Nunca me parecieron de viejo; muy fuertes, con pelo liso y abundante en sus falanges; de tendones recios y venas pronunciadas; de uñas grandes planas y recortadas; manos blancas en el dorso e inmaculadamente limpias en su palma.
Caminaba erguido mi abuelo; sin el encorvado de los viejos; sin el peso de los años.
Pisada firme y paso seguro. Nunca deprisa pero jamás lento. Caminaba grandes distancias y nunca dejó de caminar hasta su fin a los noventa y tres años.
En invierno, cuando nadie trabaja en la mar por el mal tiempo, con lluvia o con granizo, con viento o cielo encapotado, hacia su riguroso paseo hasta la orilla del mar. Iba a mirar de su "gamela" y de su lancha "Anduriña" me decía entonces. Hoy estoy convencido de que no podía vivir sin ver uno de los grandes amores de su vida: La Mar.

Era un tipo muy fuerte mi abuelo y muy sano. No lo recuerdo enfermo; ni siquiera con uno de los frecuentes resfriados que azotaban a todo el mundo en los crudos días de invierno.

Ahora tengo el recuerdo remoto de que alguien me contó que había sido operado del estómago y de que solo le habían dejado la cuarta parte de él. Tal vez por eso recuerdo su frugalidad al comer. Comía realmente poco y recuerdo también su eterno desayuno diario de café con leche caliente en un tazón y un pedazo de pan de maíz.

Le recuerdo al menos tres grandes amores a mi abuelo:
Mi abuela; la mar y los jilgueros.
Con mi abuela fue su gran amante con la que tuvo diez hijos de los cuales dos nacieron muertos.
En los nueve años que viví con él, recuerdo los cuidados amorosos que tenía para mi abuela; eterna postrada en la cama por una angina de pecho que la tenía al borde de la muerte y que finalmente se la llevó a sus ochenta y cuatro años. Me cuenta la hermana de mi madre que durante los nueve años que la sobrevivió, no dejó de ir un solo día al cementerio a visitarla.

Por los jilgueros sentía una fascinación indescriptible. Eran como la continuación de sus hijos en su edad pequeña. Viéndolo con ellos, jamás se pensaría en la crueldad de verlos encerrados. Los mimaba, los cuidaba como sus hijos y, de las pocas sonrisas que nos ofrecía, era cuando se sentaba a escuchar sus trinos. Recuerdo algunos domingos que me llevaba al campo; los dos montados cada uno en su bicicleta y armando las trampas para atraparlos. Escondernos entre arbustos, mojados de rocío mañanero y horas de espera. Que grandes y apreciados momentos.

De su amor por la mar y de sus enseñanzas en ella, es una historia que contare otro día.

Era un gran tipo mi abuelo Manuel.


Mi eterno "Pirucho".

9 comentarios:

  1. El relato de tu abuelo,es de lo mas tierno.El estaría orgulloso si pudiera leerlo.Los poemas tambien son preciosos.Gracias a ti por compartirlo.Y con tu permiso,lo comparto en mi muro.Bicos.

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  2. Gracias Juana por tu comentario. Bienvenida!

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  3. Sentado no pequeno banco dos longos anos vividos , arredor dos mares, das montañas ,a carón dunha "Concha" fermosa enchida de homes é mulleres traballando arreo, nenos e nenas choutando. Traian risa, cancion, temor, preocupación, frío e vento, os mares no Tempo.

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  4. Muchas gracias por la visita (Chousa) y por ese pequeño y agradable relato.

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  5. Conocí a tu abuelo Pirucho!si caminaba erguido. Fue una relación de horas pero me sentí muy queridas por ambos , por él y por tu abuela. Lo llevo en mi corazón sabes,...perdí mi abuelo cuando estaba muy pequeña y era la persona mas importante de mi infancia. En aquel momento en Cariño sentí a tu abuelo como mi abuelo. El fue cómplice de la carta que te envié.

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  6. Ay Mila como remueves memorias!...
    Asi como lo sientes , lo siento!...Nuestro querido Pirucho!....era un gran tipo nuestro abuelo!.

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